Joder, Dani. A veces te leo cosas que se me hacen tan cercanas que es como si fueras un amigo cercano… o yo mismo si tuviera la más mínima creatividad literaria.
El tema en el que pones el dedo sin miramientos es mi particular llaga. Mi miedo más básico y (casi) único. A la vejez… a la soledad… al vacío más extremos y único que podemos imaginar… a la artritis, los achaques, la dependencia… a abandonar todo lo que nos identifica como humanos y convertirnos de nuevo en bebes pero arrugados y nada adorables, y de los que nadie quiere hacerse cargo.
No sé si darte las gracias o maldecirte. En este tema, al contrario que otros, hablar de ello no me sienta bien, no me libera, no me tranquiliza.
Tengo miedo…